Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

El otro Ezequiel Zamora y palabras sobre su verdadera tumba (página 2)




Enviado por Alfredo Torrealba



Partes: 1, 2, 3

"Zamora es un alumno brillante, es el
mejor en matemáticas, teoría, estrategia y
táctica y supera a todos con sus conocimientos de historia
militar y política. En las horas de ocio es el más
destacado jugador de ajedrez, su salida favorita es la de los
caballos
". (BRITO FIGUEROA: 2002-a; 125).

Ezequiel Zamora desde pequeño
participó en muchas fiestas y recepciones donde se bailaba
y cantaba al mejor estilo del joropo llanero venezolano. Debido a
la naturaleza de estas celebraciones no sería conveniente
el negar que Zamora alguna vez participara de manera activa en
estas conmemoraciones. Para la época las maracas, el arpa,
los cuatros y las mandolas era sinónimo de
algarabía y jovialidad y sello distintivo de una fiesta
respetable en cualquier comarca del llano venezolano. Zamora,
quién se crió allí, no pudo haber escapado a
esa inmensa influencia social y cultural, por lo que no dudamos
que bailaba y cantaba en las fiestas o, al menos, tal como era
él, intervenía con moderación. (CFR.-
(IZAGUIRRE RAMÍREZ: 2001; 34).

10.- LOS
SACRIFICIOS DE ZAMORA: torturaS, agravios y EL duelo
personal

A veces los grandes hombres deben pasar por
ciertas pruebas que le pone la vida para medir su templanza.
Ezequiel Zamora, así como otros tantos hombres,
debió afrontar en su vida y en su propio cuerpo las
expiaciones o gajes de haberse inscrito en las tropas
libertadoras de la historia venezolana.

Una de las vejaciones que sufrió
Ezequiel Zamora en vida fue cuando estando privado de la libertad
a mediados del año 1847 es trasladado a Maracay por
Guillermo Blanco, quien lo tortura. Pero incluso allí, en
su horrendo suplicio, fue capaz de hacerles un llamado al pueblo
que lo acompañaba por el camino con el poco aliente que
tenía: ¡Viva Antonio Leocadio Guzmán
presidente de la república!
Esto sin duda, es una
fuerte evidencia de la voluntad excepcional de este noble
ser.

"El traslado de Ezequiel Zamora, de
Villa de Cura a Maracay, constituye un elementos más para
calibrar su dotes de caudillo popular y su temple revolucionario;
con los mismos grillos que cargaba desde el día de su
detención fue amarrado sobre un burro, y en amarrarlo,
para que el sufrimiento fuese más intenso, se dio
maña el traidor Guillermo Blanco Guillermote, instigado
por Juan Martínez y la jauría reaccionaria de Villa
de Cura. Zamora, para asombro de sus verdugos, (encanallecidos en
el abominable arte de torturar seres humanos) aguantó
firme, sin un quejido, la tortura del <<pecho de
paloma>>. Cuando la comitiva salió a la calle,
ahí, frente a la cárcel, estaba el pueblo, estaban
los campesinos, con sus mujeres y sus hijos, famélicos,
sucios, harapientos, testimoniando al prisionero la invalorable
solidaridad de las masas populares venezolanas. Nuevamente, para
asombro de sus verdugos y para satisfacción del pueblo, a
ellos se dirigió Zamora; seguro que marchaba hacia la
muerte, más una muerte que sería vida porque lo
sembraría definitivamente en la posteridad, la arenga de
Zamora fue un llamado a la lucha por la tierra y la libertad y
sus últimas palabras tres rotundos ¡Viva Antonio
Leocadio Guzmán presidente de la república! Con
ello quiso denotar una vez más la naturaleza falsa y
podrida del aquel proceso al cual había sido sometido y
que el pueblo que había votado por el veleidoso periodista
era el único juez ante quien él rendía
cuentas
". (BRITO FIGUEROA: 2002-a; 86).

Otro hecho lamentable a que referirnos
ocurrió en el año 1858. En aquella oportunidad, ya
gozando de la libertad que le otorgó José Tadeo
Monagas, Ezequiel Zamora puso su vida en juego no sólo una
sino en dos oportunidades debido al fanatismo de los dirigentes
oligarcas de la época.

"En dos ocasiones que tuvo necesidad de
trasladarse al centro de la ciudad, libremente, aunque seguido de
cerca por los espías de la Jefatura Política,
Zamora fue provocado por sus adversarios políticos, que lo
consideraban <<el alma de la subversión>>. La
primera vez fue frente al cuartel San Pablo, nuevamente por el
comandante Jorge Michelena, quien llegó a acciones de
hecho, <<le escupió el rostro y le dio de
bastonazos>>.
(BRITO FIGUEROA: 2002-b; 17,
18).

"A Zamora le sucedió algo
más grave todavía. Al presentarse al cuartel de San
Francisco, donde tuvo que ir por algún motivo personal,
unos jóvenes oficiales le ofendieron de palabras,
censurándole su comportamiento político, y hasta
uno de ellos, el comandante Jorge Michelena, trato de
agredirlo".
(PÉREZ ARCAY: 2000; 93, 94).

"La segunda vez fue en la plaza San
Francisco, frente a la Universidad Central de Venezuela, cuando
un grupo de estudiantes instigando <<por los
señoritos Zuloaga, lo agredieron de palabra y pretendieron
golpearlo en cayapa>>. En ambas ocasiones, Zamora
eludió la provocación, porque comprendió
<<que se trata de una celada para matarlo>>.

(BRITO FIGUEROA: 2002-b; 18).

Sin duda, fue supremo el esfuerzo que hubo
de hacer de Zamora "para evitar estas provocaciones, siendo
como era un hombre de un valor personal a toda prueba, valeroso
hasta la temeridad
". (BRITO FIGUEROA: 2002-b; 18). Y
más, cuando en una narración de Manuel Landaeta
Rosales se narra otra característica de ésta
última afrenta contra Zamora que es poco conocida. A
Zamora lo retaron a duelo personal y con dignidad
se niega:

"A poco del triunfo de Castro, Zamora
es perseguido en Coro junto a su cuñado el General Juan C.
Falcón y ambos vienen a Caracas en demanda de
garantías. Las pasiones políticas se hallaban ya en
la plenitud de sus fuerzas, cuando unos jóvenes oficiales,
mal aconsejados, imprudentes y faltos de experiencia, ponen a
Zamora en el caso de batirse con alguno de ellos en duelo
personal, por asuntos políticos, y esto en el recinto del
Convento de San Francisco donde había acuartelada una
columna de tropas nacionales. Zamora rehusó el lance con
dignidad, por el lugar que ocupaba, por el número de sus
contrarios y por su posición política desfavorable
y ocurrió al General Castro en solicitud de
garantías que se las otorgó
". (LANDAETA
ROSALES: 1961; 52, 53)

11.- LAS
LECTURAS, PREGUNTAS e ideario DE ZAMORA

La trayectoria de vida de Ezequiel Zamora y
su asiento indiscutible en la historia venezolana interesó
a muchos estudiosos sobre varios aspectos de su vida:
¿qué leía Ezequiel Zamora?
¿Cuáles eran sus preocupaciones políticas?
¿Cuáles eran los lineamientos de su pensamiento
ideológico? ¿Qué periódico de la
época leía? Todas preguntas legítimas y
dignas para tratar de discernir el pensamiento de este
sorprendente hombre que parecía no pertenecer a su
época.

Por lo poco, se conoce que Ezequiel Zamora
estuvo en contacto desde pequeño con diferentes libros,
periódicos y documentos, no obstante, es a partir de su
adolescencia que comienza a tener interés por un tema en
especial, el tema político y militar. Desde 1841 Zamora
comienza a leer las publicaciones y periódicos producidos
para promover el partido liberal como el periódico El
Venezolano
(CFR.- LANDAETA ROSALES: 1961; 21), que son tan
abundantes y populares en Caracas y en Villa de Cura como las
publicaciones del movimiento conservador.

"Inspirados en el ejemplo de El
Venezolano comienzan a circular, en Caracas y en el interior del
país, otros periódicos destinados a popularizar el
movimiento liberal: El Centinela del Ávila, El
Relámpago, El Agricultor, La Nueva Era, Los Ayes del
Pueblo, La Noche Buena de la Oligarquía, El Zancudo, Las
Avispas, El Laberinto, El Sin Camisa, El Bravo Independiente, El
Republicano, El Diario de Caracas, El Constitucional, El
Progreso, El Elector, El Tribuno, El Torrente y la Penca,
etc."
(BRITO FIGUEROA: 2002-a; 17).

"Desde entonces leí, cada vez
con mayor interés, los periódicos de todas partes
de Venezuela que me traían, dos en sus sombreros, mis
propios clientes. El venezolano de Antonio Leocadio
Guzmán, El Avispa, El Trabuco, El Sin Camisa, pura
rebeldía en sus páginas, para comentarlos con los
compañeros en la trastienda, donde nadie podía
escucharnos. (…) Leía además libros de
historia y táctica militar que me han obsequiado siempre.
La rebelión de los Gracos, de los esclavos y la plebe en
tiempos de Espartaco y todo lo referente a la Revolución
Francesa. Recordaba a cada momento lo que me había contado
sobre ella mi cuñado Juan Caspers, además de las
lecciones de primo José Manuel García, tan radical
como siempre
". (LEÓN TAPIA: 2004, 11, 12).

Inclusive, si bien Ezequiel Zamora nunca
llegó a dominar plenamente otros idiomas, esto no era un
problema, porque siempre había alguien a su alrededor cuya
gentileza traducía los documentos que llegaban a sus
manos, en especial, periódicos extranjeros.

"Brandford traduce y explica a Zamora
el contenido de artículos de L"atelier (revista mensual,
editada por artesanos y obreros de París) y de los
periódicos The Daily News (Londres), La Reforme
(París) , The Economist (Londres) y Le Nacional
(París)".
(BRITO FIGUEROA: 2002-a; 118).

No obstante, decir que eso simbolizaba el
total de sus lecturas sería un error. Ezequiel Zamora, tal
cual como lo dice Federico Brito Figueroa, era un hombre abierto
a todo conocimiento:

"¿Y qué cosas leía
y estudiaba Ezequiel Zamora? De manera general cuanto libro,
folleto, periódico o revista caía en sus manos,
pero especialmente leía, ávida y apasionadamente,
obras de historia y estrategia militar. En los libros buscaba
fuentes de inspiración para sus luchas, explicación
a multitud de problemas sociales, cuyas causas no había
logrado comprender de modo consciente, pero sí intuitiva.
De aquí las interrogantes que constantemente se planteaba,
hablando consigo mismo y no pocas veces en voz alta, para asombro
de sus amigos y compañeros (y posteriormente de su esposa
cuando estaba desterrado en Curazao). Esas interrogantes eran las
siguientes: << ¿Es posible terminar con la
opresión de la oligarquía y con el poder de los
ricos? ¿Podrá el pueblo vencer a sus tiranos?
¿Y las tierras por qué las tienen solamente los
poderosos? La tierra es de todos como el agua, el sol, y la
naturaleza>>. Y respondiéndose a sí mismo:
<<Pero es necesario un Ejército del pueblo para
combatir al de la oligarquía>> (…) Zamora
estaba familiarizado con las obras de los grandes socialistas
utópicos del siglo XIX y es por esta razón que el
apasionado publicista liberal, Laureano Villanueva, considera que
en el ideario del Jefe del Pueblo Soberano se observan
<<… ciertas ideas utópicas de socialismo y de
igualdad de bienes>>. La afirmación es correcta, y
esas ideas son producto de sus lecturas, de los libros que le
facilitaba José Brandford, especialmente, y de sus propias
reflexiones sobre la realidad económico-social de
Venezuela
". (BRITO FIGUEROA: 2002-a; 106).

Si bien el pensamiento de Zamora no era muy
concreto y definido, él conciente de las deficiencias que
ello podía ocasionar para su papel de líder
político y militar, no se dejó vencer por esa
deficiencia y como todo luchador siempre estuvo en plena faena
para ilustrarse más de los temas que le
interesaban.

Zamora "carece de una formación
intelectual sistemática, en sentido académico, pero
se propone superar esta limitación y la supera:
<<… duerme poco, sólo tres horas, se levanta,
lee, comenta en voz alta, escribe y vuelve a acostarse>>
informan sus familiares y amigos más íntimos
".
(BRITO FIGUEROA: 2002-a; 124).

Ahora bien, el pensamiento zamorano y sus
principios fueron evolucionando según éste iba
madurando en experiencias y asimilando nuevas influencias
teóricas. Pero ya para 1859 los linimientos
ideológicos de Zamora parecen sólidos y
descifrables como para recogerlos de algunos de sus discursos y
proclamas. Según Luis García
Mûller:

"Desde Barinas el 19 y 21 de Mayo de
1859 Zamora dirige correspondencias y proclamas de las cuales
sólo tomamos dos párrafos donde se muestra el
contenido ideológico zamorano: Compañeros de armas:
Habéis probado con vuestra abnegación y
heroísmo que sólo el pueblo quiere su bien y es
dueño de su suerte y que de hoy mas "Venezuela no
será patrimonio de ninguna familia ni persona" siendo la
mayor recompensa de las victorias alcanzadas contra el
Centralismo, el establecimiento del Gobierno federal. Y de la
proclama del 21 de Mayo extraemos lo siguiente: <<…
levantareis el Gobierno federal que asegura para siempre
Libertad, la Igualdad y la Fraternidad…>> (…)
En el período Mayo-Diciembre de 1859 las idea de Zamora en
Barinas se hacen ver con claridad. Villanueva destaca algunas de
ellas y nosotros resumiremos en la siguiente cita lo que
consideramos es el ideario zamorano más genuino:
<<lo que debe cogerse son los ganados, bestias, y tiendas
de godos: porque con esas propiedades es lo ellos se imponen,
oprimen al pueblo. () A godos dejar en camisa, pero la gente del
pueblo igual, usted, respeta protege. Eso si, no coger sino
indispensable para tropa, comer, vestirse pelear>>.
<<Y siguió discurriendo (dice Villanueva) sobre
estas ideas enteramente revolucionarias, todo con el
propósito de infundir a la tropa amor al pueblo y odio los
ricos, aunque fueran liberales…>>".

(GARCÍA MLLER: 2001; 67, 68).

En cambio, por su parte Luis Izaguirre
Ramírez comenta que el ideario de Zamora podría
recogerse en el siguiente extracto:

"-¡Insólito Verdad!, grito
Zamora (…) Pero lo más insólito y
desalentador y que fue una de las causas que me impulsaron en
esta magna lucha, fue cuando leí por primera vez la
Constitución, que se excluía de los derechos
ciudadanos a todos los sirvientes, esclavos y deudores. Dejaban
fuera de la opinión política, a los ciudadanos que
no tuvieran renta anual, propiedad, profesión u
oficio… y para ser diputado, era condición
indispensable ser propietario de algún comercio, finca o
casa y gozar de rentas anuales que sobrepasasen los seiscientos
pesos. En cuanto a la condición de senador, tenían
que poseer doble fortuna que la de los diputados
".
(IZAGUIRRE RAMÍREZ: 2001; 29, 30).

En los últimos años de
Ezequiel Zamora sus llamados al pueblo venezolano poseían
una carga emotiva propia de la revolución francesa. De
hecho, sus palabras enardecidas de pasión para que el
pueblo venezolano luchara incansablemente hasta conseguir sus
objetivos rememoran las alocuciones de la toma de la bastilla. La
democracia, la libertad de credo político; las mejoras
económicas; la ansiada distribución equitativa de
tierras; la participación política; un sistema
político y jurídico no discriminatorio y garante de
los derechos civiles; la abolición de la pena de muerte;
la erradicación de la opresión militar; el respeto
a los derechos del hombre; las oportunidades laborales; la
emancipación de los esclavos; servicios, salud,
educación y seguridad; fueron sus bastiones, o en sus
palabras: "Tierras y hombres libres, Elección Popular,
horror a la oligarquía". (CFR.- MARTÍNEZ GALINDO:
2001; XIV).

12.- RECHAZANDO
LA INJERENCIA EXTRANJERA EN EL PAÍS

Ezequiel Zamora siempre miró con
sospechas las acciones diplomáticas realizadas por otros
países en Venezuela. Pero él, lejos de ser una
persona negociadora y acomedida para relacionarse con los
gobiernos de otros países, de la misma manera como
midió a sus enemigos, utilizó su prisma
ideológico revolucionario y libertador para medir las
acciones diplomáticas de los representantes
internacionales y concluir, en forma contundente, que desaprobaba
cuando ellos interferían en los asuntos
nacionales.

En este sentido, Ezequiel Zamora
tenía una posición muy dura y casi innegociable con
respecto a Estados Unidos de América por su supuesta
directa participación en el golpe del 5 de marzo de
1858:

"La conspiración goda y el golpe
del 5 de marzo de 1858, por otra parte, contaron con el apoyo de
la representación diplomática de EE.UU. en Caracas,
debido a que el gobierno de José Tadeo Monagas
había rescindido un contrato para la explotación de
guano, celebrado con un agente de intervencionistas
norteamericanos
.". (BRITO FIGUEROA: 2002-b; 14).

Zamora reprochó no sólo el
golpe sino la participación de Estados Unidos en ese
lamentable proceso que llevó al poder otra vez a los
oligarcas con la deposición del poder de José Tadeo
Monagas, quien era liberal y esposo de quien fuera la madrina de
bodas de Ezequiel Zamora y Estefana Falcón, Sra. Luisa
Oriach de Monagas, o en otras palabras, una persona sumamente
ligada a él y a su esposa, es decir su camarada de la
revolución. No obstante, si bien el malestar de Zamora
hacia Estados Unidos podía definirse como un asunto
personal de corte político y familiar, no lo fue
así mucho tiempo, porque meses más tarde cuando en
1859 protestó duramente contra un grupo de cónsules
extranjeros presentes en Venezuela, este tema para él se
volvió "visceral":

Zamora "… El 9 de junio
envió una protesta, a los ciudadanos cónsules
extranjeros residentes en Puerto Nutrias, publicada en hojas
sueltas, y en la que protestaba contra la injerencia de esos
cónsules en las cuestiones políticas nacionales,
interesados en proteger a los comerciantes-especuladores no
venezolanos, a quienes Zamora había expropiado sus bienes,
en razón de su alianza con los oligarcas".
(BRITO
FIGUEROA: 2002-b; 51).

En ese documento Zamora pone muy en claro
uno de los dos elementos ideológicos que explican el por
qué de su posición con respecto a Estados Unidos de
América o cualquier otro país que pretenda
interferir en los asuntos de los venezolanos. En la
redacción del documento Zamora, como General de
División del Ejército del Pueblo Soberano, les
afirma en tono amenazante a los cónsules qué les
ocurrirá si siguen interfiriendo: "y en caso
contrario, el Estado no es responsable de su conducta a las
naciones de U.U.
–ustedes- ni al resarcimiento de
cualquiera injuria cometida por sus ciudadanos
" (BRITO
FIGUEROA: 2002-b; 51). De esa forma sitúa la dignidad de
Venezuela a un nivel incomparable y sugiere su propia idea de la
república venezolana.

"Este documento (…) constituye
una hermosa pieza principista, en cuanto a soberanía
nacional se refiere, de los revolucionarios de 1859. Cierto, el
combate es por el programa <<tierras y hombres libres,
democracia Federación>>, pero la dignidad de
Venezuela como nación no está en discusión y
la intervención de los traficantes extranjeros, siempre a
favor de los opresores del puedo, es intolerable. Venezuela es
una afirma Zamora, <<delimitada en 1810 y no según
el Mapa levantado 1840>
>>". (BRITO FIGUEROA:
2002-b; 51).

El segundo elemento ideológico del
por qué Zamora actuaba así se relacionaba
directamente con su cualidad de hombre revolucionario. Hombre de
acción, que no se preocupa y solamente se ocupa de lo que
le interesa: la defensa de la soberanía de Venezuela
cuando sea preciso, no ni antes de la libertad de su pueblo, sino
cuando sea preciso luchar por ella.

"Zamora no es un soñador, es un
revolucionario y las circunstancias no le permiten desperdiciar
el tiempo en discusiones sobre futuros planes de reforma social.
Es un revolucionario, un hombre de acción y de pensamiento
que lee, estudia y discute con la firme intención de hacer
la revolución
". (BRITO FIGUEROA: 2002-a;
124).

13.- EL ORIGEN
HUMILDE DE EZEQUIEL ZAMORA: PRIMERAS INFLUENCIAS
IDEOLÓGICAS

El origen familiar y social de Ezequiel
Zamora se hunde en las entrañas del pueblo venezolano. Sus
padres no pertenecieron a las poderosas familias que para la
época controlaban la propiedad territorial conjuntamente
con la explotación de los esclavos, peones y campesinos
enfeudados, ni están integrados a los grupos
burocráticos y mercantiles que dominaban los centros
urbanos, es decir, "blancos de orilla" que forman parte de las
categorías económicas y socialmente oprimidas en
los cuadros de la Venezuela colonial (CFR.- BRITO FIGUEROA:
2002-a; 5). O en otras palabras, sus padres no pertenecieron al
núcleo que Humbolt define como "oligarquía
municipal", sino que son modestos propietarios agrícolas
descendientes de "gente sin solar conocido" (CFR.- LANDAETA
ROSALES: 1961; 8, 9).

Ezequiel Zamora nace en Cúa, pueblo
de los Valles del Tuy en Venezuela el 1º de Febrero de 1817,
y desde pequeño sus padres: Alejandro
Zamora[4]y Paula Correa[5]lo cuidan
a él y a sus otros hermanos de las reyertas
independentistas que aún sonaban sangrientamente por
Venezuela.

"El origen familiar de Ezequiel Zamora
determina que sus primeros años transcurran dentro de
condiciones sociales saturadas de la tradición igualitaria
del pueblo venezolano, libre de ideas despreciativas hacia la
población de color, encuadrado en un ambiente
histórico fecundo en proyecciones políticas: los
últimos momentos de la guerra de emancipación y los
primeros de Venezuela como país independiente. Es una
época de enconada persecución y terror, de
agonía y lucha abnegada y generosa. (…) El ambiente
histórico-social determina que Ezequiel Zamora conozca
desde temprana edad los sinsabores de la represión
política, no directamente pero sí en la persona de
su padre, oficial del ejército independentista (…)
determina, igualmente que Zamora adquiera bien pronto
noción de la generosa abnegación, del integral
sacrificio humano, del odio a la opresión y de la
pasión de lucha manifestados en el patriotismo perseguido
pero indomable, lastrado de odio hacia los colonizadores
".
(CFR.- BRITO FIGUEROA: 2002-a; 5, 6).

Su padre muere en 1821 como un soldado
más luchando por la emancipación nacional: "No
vivió Alejandro Zamora unos años más para
desengañarse, para que la propia actuación de su
hijo, dos décadas más tarde, le hiciera comprender
que sus luchas (…) constituía escasamente una
jornada por la construcción de la patria para todos los
venezolanos
". (CFR.- BRITO FIGUEROA: 2002-a; 6). A partir de
ese instante la señora Paula asume la cabeza de la familia
y una de sus primeras decisiones es dirigirse a Caracas. Idea que
concreta en unos años después cuando ya finaliza la
dominación colonial procura labrarse un futuro más
próspero.

Luce difícil negar que "el
origen familiar y social, y el contacto de Ezequiel Zamora
durante los primeros años de su vida con una
población oprimida y de acusada rebeldía y sentido
igualitario son elementos claves en el desarrollo de su
formación humana, condicionando, que, a pesar de ser
blanco y vivir en una sociedad donde la explotación
económica se escudaba en lo hondo del prejuicio racial,
comprendiera, cuando advino madures, que en tan enconada lucha la
razón estaba de parte de los hambrientos esclavos y
peones, y no de los terratenientes y opulentos, los antiguos
hombres de la <<diablocracia>>; condicionando, en
síntesis, su definitiva identificación con los
sentimientos y aspiraciones de las masas populares venezolanas y
el desarrollo del apasionado ideal igualitario que fue signo
permanente en su vida
". (CFR.- BRITO FIGUEROA: 2002-a;
6).

Al llegar a Caracas, Ezequiel Zamora
estudia en la escuela de primeras letras que funciona, regentada
por el maestro Vicente Méndez[6]en la
antigua casa municipal ubicada en la esquina Las Mercedes de
Caracas. Esta iniciativa fue idea de la señora Paula
Correa quien con perspicacia y prudencia estaba conciente que
antes de hacer a su hijo un agricultor más, como cualquier
madre de la época, prefería hacerlo un pensador.
Paula Correa consiguió como pudo el dinero para pagar las
clases de su hijo y con juicio siguió su evolución.
Zamora, aunque recibió una educación rudimentaria,
con tiempo lograr leer, escribir, aceptar nociones elementales de
gramática y aritmética y recibe doctrina cristiana
sin inconvenientes. Además, Zamora es uno de los
jóvenes que asiste a la escuela fundada por el pedagogo
inglés José Lancaster. En esos salones Zamora
conocerá a varios amigos que a la postre lucharán
junto a él en los terrenos políticos y militares;
afrontarán las asperezas de la vida y los rudos golpes de
la represión godo-terrateniente.

En aquellos años Caracas era un
humilde centro político. Esclavos y peones deambulaban por
doquier haciendo sus tareas; las carretas por igual transitaban
la ciudad y desde el Oeste de la ciudad algunas aparcaban para
llevar a pasajeros a otros lugares o poblados por módicos
precios. Entre letrinas públicas; escasez de alimentos,
ropa y agua; enfermedades y la opresión política
creció Zamora, quien irónicamente veía como
otro grupo social, los dueños de las haciendas, gozaban de
privilegios que por alguna razón no escrita decían
merecer, tal cual como un derecho natural.

"Si dura fue la niñez de
Ezequiel Zamora, velada por las persecuciones, el terror y la
lucha, si duros los años de adolescencia, más duros
todavía fueron los años de hacerse definitivamente
hombre. Todos constituyen una preparación para el papel
que habría de desempeñar como tribuno y organizador
popular, primero, eficaz jefe de guerrillas, luego,
indiscutiblemente caudillo de las masas populares,
posteriormente. Hombre del pueblo, Ezequiel Zamora, es en suma,
elaboración y hechura del pueblo venezolano. Este hecho
determina que en las luchas sociales en las que participa como
figura de primer orden exprese con absoluta fidelidad los
sentimientos democráticos y las reivindicaciones
económico-sociales de la masa popular
". (CFR.- BRITO
FIGUEROA: 2002-a; 9).

Pese a ello, Zamora pudo surgir de las
penurias junto con su familia en la futura metrópolis y
avanzó indeciso, pero seguro, en el campo del
conocimiento. Sin embargo, su primer gran maestro no lo
halló en los salones de clase, sino más bien a su
propia casa.

Juan Gáspers es un francés
aventado a América por la represión
antidemocrática que se generaliza en Europa, especialmente
en Francia después de la restauración. Como otros
tantos revolucionarios europeos, Juan emigra a América
huyendo a la reacción feudal-absolutista y atraído
por la lucha que libran las naciones hispanoamericanas contra la
dominación colonial. En Venezuela se casa con la hermana
de Ezequiel, Carlota[7]y desde sus primeros
contactos con él, Gáspers

"… introduce a Zamora en un
mundo desconocido, se trata de un hombre de ideas
democráticas que ha participado en las luchas
revolucionarias del pueblo francés (…) a
través de sus relatos conoce Zamora la revolución
democrático-burguesa de Franca; de labios del anciano
escucha la letra y la música de la Marsellesa y la
Carmagnole, se informa de las heroicas acciones de los
sans-culottes y de la insurrección de la masa rural que
impulsa la abolición de los bienes de manos muertas y la
distribución de los latifundios de la Iglesia y la nobleza
entre los descendientes de los siervos. Napoleón Bonaparte
que consagra jurídicamente el derecho de los campesinos
franceses a la tierra, adquiere en la mente de Zamora los
contornos de un <<Robespierre a caballo>>".

(CFR.- BRITO FIGUEROA: 2002-a; 8).

"Bastante me protegió mi
cuñado Juan Gáspers, ese anciano fabuloso, contador
de historias de las guerras de Europa y de las luchas
reivindicativas del pueblo francés
". (LEÓN
TAPIA: 2004; 11).

Por otro lado, su madre le
enseñará cosas que difícilmente se prenden
en los libros o estudiando catecismo. Paula
Correa[8]exigió de Zamora un comportamiento
de hombre honrado y decente conforme a sus creencias religiosas,
cosa propia de la época.

"Esta actitud, manera de ser
consustancializada con la sangre, los nervios y la propia
existencia, es posición definitiva y permanente en Paula
Correa. Por ejemplo, será en 1947, cuando para calmar su
sed de sangre la oligarquía venezolana reclama el
patíbulo para Ezequiel Zamora, la voz de Paula Correa se
alza firme y resuelta defendiendo públicamente la vida de
su hijo, protestando contra los crímenes del secretario
del interior Cobos Fuertes, quien actúa azuzado por la
jauría que desde el Congreso dirige Ángel Quintero
y desde las páginas de <<El diario de la
Tarde>> alienta Juan Vicente González
". (CFR.-
BRITO FIGUEROA: 2002-a; 7).

Al tiempo de lograr culminar sus estudios,
la familia regresa a Villa de Cura, allí se instalan
precariamente y comienzan a formalizar un precario negocio de
ganado, en el cual, Juan Gáspers seguramente
invirtió dinero. Se cree que ya para el año 1837,
cuando Zamora tenía más veinte años,
éste ya estaba dedicado al negocio familiar.

La combinación del estudio con las
tareas de arreo de ganado no fue suficiente para desviar la
conciencia de Zamora de la realidad del pueblo venezolano, ese
pueblo abandonado con el cual compartió su niñez y
saboreó los mismos sinsabores de la vida. Ni tampoco fue
suficiente para que olvidara las discusiones con su cuñado
Juan Gáspers en donde anidó su intuición de
los problemas sociales y su póstuma transformación
en un profundo ideal democrático e igualitario que
tenía por ídolos a significativas figuras
humanas:

"De aquellos años de
anárquica formación, combinando el estudio con el
arreo de ganado, data la admiración de Ezequiel Zamora por
figuras revolucionarias como los Gracos, Espartaco y Gracus
Babeuf cuyas actuaciones aspira a emular. No son accidentales,
desde luego, las constantes referencias a las sublevaciones de
esclavos, que se encuentran en sus cartas a los peones de las
haciendas, cuando posteriormente comienza a intervenir como
hombre de acción en las luchas sociales venezolanas
"
(BRITO FIGUEROA: 2002-a; 8).

14.- LA
PERSONALIDAD DE ZAMORA

La personalidad de Ezequiel Zamora tuvo
muchas caras. En algunos momentos fue apacible y humilde, en
otros fue duro e intransigente. Sin embargo, sus acciones se
amoldaban coherentemente a las situaciones que él
vivía, salvo algunas excepciones que no nos dejan duda que
Zamora era un ser humano con un profundo respeto por la vida
humana, tanto así, como para haber perdonado a quien
trató de asesinarlo
el 04 de Abril de 1859 en Los
Cujicitos (sector ubicado en las proximidades de
Barquisimeto):

"El asesino, pagado por el Ministerio
de Guerra y Marina, se llamaba Anselmo Méndez, y se
había incorporado al ejército de la
revolución como voluntario en Tierritas Blancas.
Trató de asesinar a Zamora por la espalda, fue descubierto
por el propio Zamora, que era, según el pueblo, <<un
hombre muy rápido, relancino y defenso>>" pero
mató a un soldado e hirió a otros. Prudencio
Vázquez castigó severamente al asesino y Zamora le
perdonó la vida, permitiéndole que regresara a
Barquisimeto. Pero León Colina y Prudencio Márquez,
<<sin autorización del estado mayor>> salieron
en pos del asesino en su fuga, alcanzaron a Méndez, y
diéronle muerte a machete una muerte atroz, hecho
éste, repudiado por Zamora <<porque somos
revolucionarios no asesinos>>. Cierto, repuso Prudencio
Márquez, <<pero pescuezo no retoña, y en un
godo menos, que sí son asesinos>>.
(BRITO
FIGUEROA: 2002-b; 125).

A nuestro juicio esta actitud de Ezequiel
Zamora es sencillamente sorprendente. Si se toma en
consideración que este hecho ocurrió en plena
Guerra Federal, donde la mayoría de los soldados y
oficiales habrían de ajusticiar a quien hubiere intentado
asesinarle, podemos concluir que Zamora era un ser muy adelantado
a su tiempo y con una honda, muy honda, conciencia del valor de
la vida humana. Otra idea del espíritu de este hombre se
puede palpar en el siguiente extracto de Manuel Landaeta
Rosales:

"Todo el que lea el célebre
proceso que por conspirador se siguió más
después a Zamora, quedará convencido hasta la
saciedad, de lo calumnioso del terrible cargo, pues ahí
queda comprobado hasta la evidencia, que jamás se
manifestó Zamora más humano que aquel día.
El estado de su alma se revela en la relación del hecho
tan sencillamente descrito en su declaración de cargos:
<<cuando ví que el señor fuentes era
conducido amarrado, sólo atendí a la víctima
y volví luego cara para no verle: las súplicas
aquel me hacía, dirigí hacia él le
encontré entonces ligado de pies manos: movido
compasión hablé Rangel lo soltara conseguí
hiciera los brazos nomás; habiendo ido después una
casita, cuando ya cadáver sin haber sabido como fue, pues
horrorizó hecho>>. La nobleza de sus sentimientos
resalta al rechazar el cargo, diciendo: <<nunca
habría yo podido cometer una acción
detestable>>, y más adelante: <<siempre he
odiado la venganza>> (…) la señora Francisca
Sandoval, madre de Fuentes, le envía a la cárcel el
primer azafate de comida, que Zamora aceptó, y no teniendo
recado donde escribir con qué expresar su gratitud, en el
mantel de comer dio las gracias, escritas con un pedazo de cera
negra
". (LANDAETA ROSALES: 1961; 42, 43).

Otro de los giros de la personalidad de
Ezequiel Zamora vive cuando éste no quiso recibir
ningún tipo de paga
[9]por los trabajos
hechos en nombre de la República de Venezuela:

"En este largo tiempo de 1851 a 58, en
que Zamora desempeñó tantos cargos militares de
confianza, no sólo fue un fiel sostenedor de los suyos,
sino una garantía para todos, por su carácter
austero, amigo de la igualdad, del orden y de la justicia;
persiguiendo atrozmente el contrabando, sin especular como otros,
saliendo siempre sin dinero de aquellos puestos que
honró
". (LANDAETA ROSALES: 1961; 51).

Esta solidaridad casi misericordial y
benevolente hacia el pueblo nos sugiere, tal cual como lo ve
Luís García Müller (al leer a Laureano
Villanueva), como un ser sin ambiciones personales. La
máxima expresión del altruismo venezolano de la
segundad mitad del siglo XIX venezolano:

"Zamora verdadero… no como lo
han pintado sus enemigos, sino… como un carácter animado
de alta fuerza moral. Para llevar a cabo su deseo vehemente de
garantizar al pueblo… el derecho supremo de gobernarse sin
ser sujetado de ninguna potestad;… inocente de ambiciones
personales; y sus manos, como las de un fanático por la
libertad, siempre puras de las manchas del vil peculado, y de las
no menos execradas de la sangre del crimen… (…)
obsérvese que para este autor se trató de
establecer el derecho del pueblo de gobernarse sin
sujeción y el sistema político más cercano a
estas características lo constituye la democracia.
Villanueva señala tres aspectos que son básicos en
nuestro criterio para asegurar la democracia real: la libertad,
la lucha contra el peculado y el derecho a la vida
".
(GARCÍA MÜLLER: 2001; 123).

O en las palabras de Román
Martínez Galindo: "Zamora, como revolucionario de
corazón, <<era más bien>> un
romántico, un hombre altamente generoso. Lo que si
preocupó a este caudillo y lo molestó hasta el
enfado, fue ver amenazada por la anarquía a la causa
federal, por la cual aquellos hombres, sus compañeros,
habían sacrificado todo y de la cual el pueblo esperaba
tanto
". (MARTÍNEZ GALINDO: 2001; 9). Zamora era un
hombre cuyo pensamiento igualitario le hacía preferir el
hablar con los que carecen de ostentación, con los
sencillos, con ese pueblo ingenuo, sincero y que es pura verdad
que padece hambre y sed de justicia. (CFR.- MARTÍNEZ
GALINDO: 2001; 21).

La personalidad de Zamora, como vemos, no
posee límites. En otra oportunidad fue condescendiente en
plena batalla de Santa Inés. Si una vez perdonó la
vida de su atacante en el campo de asentamiento de sus tropas,
cualquiera hubiera jurado que en plena batalla no tenía el
mismo pensamiento, sería impropio decir esto luego de leer
el siguiente extracto, también de Román
Martínez Galindo:

"Olegario
Meneses[10]jefe de estado mayor de la
división de Rubín, cae prisionero, es llevado ante
Zamora, su antiguo alumno de la academia de matemáticas,
éste al verle le dice Maestro… ¡qué
Vaina! Esto no estaba en sus matemáticas… lo trata
con respeto y consideración, le hace dar una bestia y lo
recomienda a sus edecanes
". (MARTÍNEZ GALINDO: 2001;
78).

"Entre los prisioneros de El Bostero
figuró el comandante mantuano Jorge Michelena, quien
había ofendido a Zamora en Caracas, llegando hasta
escupirle el rostro. Zamora, quien hacía aquella guerra no
por razones personales sino como un deben para con su pueblo,
cuando fue llevado a su presencia el petulante
aristócrata, lo trató de igual manera que a los
demás prisioneros de guerra, sin tomar ningún tipo
de venganza, dándole así una lección al
fanfarrón, ahora <<mansito>>, de quien era en
verdad más hombre y más valiente
.
(MARTÍNEZ GALINDO: 2001; 80).

Este carácter humano de Zamora no
fue algo adquirido con la edad. Incluso estuvo en él desde
hacía años. En 1845, cuando se hallaba
extraño a toda política viviendo como comerciante
en Villa de Cura:

"Juan Martínez
quién fue designado para ir a Los Tiznados en
asuntos eleccionarios en pro del partido liberal– (…)
invitó a Zamora (…) para que como persona
influyente en aquellos pueblos, le recomendara a sus amigos y le
sirviera de garantía. (…) Martínez llena su
cometido perfectamente bien (…) pero al regresar a Villa
de Cura el general Páez le hace cargos (a Martínez)
pues siendo su amigo personal y político,
extrañó que hubiera ido a trabajar por el partido
contrario en asuntos eleccionarios, y le puso en el caso de que
regresara a contrapronunciar aquellos pueblos. Entonces
Martínez se vuelve a empeñar con Zamora para que
fuera con él a ayudarle a salir de comisión tan
arriesgada, que le causaba recelos como era natural; y Zamora,
por amistad hacia aquel, pero con toda la repugnancia necesaria,
le sirve de compañero. Martínez trata de deshacer
lo hecho anteriormente, pero los vecinos de aquellas comarcas no
lo aceptan y rechazan indignados sus proposiciones y tiene que
ocultarse, por que se le solicitaba con malos fines, por lo que
Zamora tiene que dar frente a los pronunciados para salvar a su
amigo. Los vecinos de Los Tiznados profesan cariño a
Zamora por sus relaciones mercantiles y sociales y lo comprometen
a continuar con ellos en el camino emprendido, lo cual tuvo que
aceptar
". (LANDAETA ROSALES: 1961; 39, 40).

Por ironía de la vida, sería
el mismo Juan Martínez que meses después
participaría como fiscal en el juicio que
condenaría a Ezequiel Zamora a muerte (CFR.- LANDAETA
ROSALES: 1961; 45): "El 13 de abril, el fiscal Juan
Martínez comenzó sus actuaciones
…".
(BRITO FIGUEROA: 2002-a; 78).

Otro detalle de la vida de Ezequiel Zamora
es que tomaba muy en serio cuando empeñaba su
palabra
, y más si de dinero se trataba. Ezequiel
Zamora pagaba las deudas que asumía y Federico Brito
Figueroa expone un emotivo texto al respecto:

"Todos recuerdas que <<antes de
alzarse en armas contra el gobierno pagó sus deudas y
vendió las existencias su casa mercantil al isleño
Manuel, dependiente suyo, encargándole que montante lo
remitiese a madre, iba quedar escasa recursos Caracas>
".
(BRITO FIGUEROA: 2002-a; 72).

Zamora también llego a
indultar
a reconocidos personajes del grupo oligarca,
incluyendo, quizás, a hijos del general Páez:
"En fin –informaba Zamora a su amigo Luís
Cotarro-, indulté a todos los insurgentes de sargento
abajo, y en los días que pasé allí se
presentaron un número de 50, unos con armas y otros sin
ellas
". (BRITO FIGUEROA: 2002-a; 117).

En una seguida ocasión, Zamora
dio libertad y retribuyo paga a esclavos:

"Así lo pensé desde
cuando trabajaba en la Hacienda El Maguey donde todavía
quedan viejos esclavos cortadores de caña, a quienes di la
libertad y les pagué su justo salario
". (LEÓN
TAPIA: 2004; 118).

En definitiva Ezequiel Zamora fue un hombre
incomparable. Todo un dechado de humanidad para el pueblo
venezolano; el pueblo que tanto amó:

"Zamora no sólo es un caudillo
popular que ejerce su influencia sobre las muchedumbres,
conduciéndolas en la guerra. Zamora ama a su pueblo
profundamente, siente agradecimiento por todos los que lo
acompañan en la memorable gesta de la Revolución
Federal y no desea otra cosa más que la de cumplir las
metas de justicia, de reivindicación social y ciudadana
para todos
hasta los más humildes".
(MARTÍNEZ GALINDO: 2001; 20, 21).

"… me parece verlo compartiendo
el rancho con su tropa o aconsejando algún soldado con
problemas. Siempre mantuvo con nosotros unas fraternales
relaciones. Me atrevería a decir, que el general Zamora
fue el hombre que educó y puso disciplina al
ejército federal
". (IZAGUIRRE RAMÍREZ: 2001;
70).

15.- LA RENUNCIA
DE ZAMORA A LA GUERRA FEDERAL Y DE CUANDO PUSO EN RIDÍCULO
A FALCÓN ANTE SUS TROPAS

Pocas personas se imaginan a Ezequiel
Zamora dando la espalda a todos sus años de esfuerzos por
liberar al país de la opresión de los oligarcas.
Pero así fue en 1859. El incidente ocurría a
mediados de noviembre en la enorme Casa de Gobierno que ocupa
toda la manzana norte de la plaza Bolívar de Barinas,
cuando el licenciado Francisco José Iriarte, secretario y
auditor de guerra del general Ezequiel Zamora, recibió una
correspondencia del general Juan Antonio Sotillo, jefe de las
tropas federales de Oriente. Dicha
carta[11]tenía carácter confidencial
y sólo podía ser vista por Zamora. El secretario de
Juan Crisóstomo Falcón se enteró de la
existencia de la misma y al enterarse Falcón de
armó una disputa entre Falcón e Iriarte por la
posesión de la carta. Zamora interviene como mediador,
siendo éste ofendido por Falcón, lo que
colmó la paciencia de Zamora hasta el punto se enfrentarse
a Falcón con arma en mano[12](CFR.-
MARTÍNEZ GALINDO: 2001; 6, 7).

"… y tal fue el escándalo
de este acontecimiento que dio motivo para que se agrupase una
multitud del ejército en las ventanas de la Casa de
Gobierno, corredores, patios y cuerpos de guardia. El general
Zamora fue muy prudente al principio con su cuñado
Falcón; dirigiéndose a él con palabras
persuasivas con el propósito de conciliarlo y explicarle
el verdadero motivo de lo ocurrido; el general Falcón
pasó locamente a creer que Zamora, en vista de aquel
proceder, le tenía miedo, y quiso aprovechar la
oportunidad que le ofrecía aquel momento con el santo
propósito de quedar lúcido. El general Zamora que
no tenía <<un pelo de bolsa>> y que
veía que las cosas tomaban un sesgo nada satisfactorio a
su persona, enfrentándose al pobre Falcón con
carácter terrible; amenazándole con un revolver en
las manos y las cosas volvieran al silencio. Sobrecogido
Falcón con este incidente no esperado, quedó sin
saber qué hacer en el conflicto que él mismo
había provocado. El ejército agrupado en las
ventanas de la Casa de gobierno, corredores, patios y cuerpos de
guardia, prorrumpió en vítores al cabo Zamora. El
desaire de este hecho se estereotipa en la fisonomía de
Falcón de una manera vergonzosa
". (BRITO FIGUEROA:
2002-b; 70, 71).

La afrenta fue tan grave para la imagen de
Falcón que a partir de ese día fue objeto de burlas
por parte de los soldados quienes lo verían por siempre
como un capitulador[13]Zamora había puesto
en ridículo a su cuñado frente a su propio
ejército de una manera contundente, sin embargo su
posterior respuesta al suceso dejó a todos
boquiabiertos:

"Después de este violento
contratiempo, Zamora convocó de urgencia al Estado Mayor,
puso su cargo a la orden del <<Presidente en
Campaña>> y solicitó pasaporte para marcharse
a la Nueva Granada, donde se incorporaría a las fuerzas
armadas liberales que en ese país hermano combatían
por la federación, comandadas por el amigo de causa,
general Tomás Cipriano de Mosquera.

Hubo protesta general y el pueblo en su
totalidad pidió una Convención Popular para elegir
de inmediato otro presidente de campaña. Falcón
pretendió entonces explicar sus errores ante los miembros
del Estado Mayor. (…) Las condiciones exigidas por Zamora
fueron aceptadas sin discusión por Falcón y en
orden general emitida por éste, Zamora fue ascendido no
sólo fue ascendido a general en jefe, sino a
Generalísimo en Jefe de los Ejércitos Federales de
la República de Venezuela, y que se le guardasen todos los
honores y fueros militares debidos a la categoría de su
empleo".
(MARTÍNEZ GALINDO: 2001; 7, 8).

Francisco Iriarte convenció a Zamora
(Jefe del pueblo Soberano) para que no se marchara, sólo
de ese modo Zamora dejó de lado su propio orgullo
personal[14]y sintió el peso de la
revolución aún a sabiendas que la vergüenza
pasada por Falcón no sería una herida fácil
de sanar para él.

"Dudaba Zamora, pero por sobre su
orgullo personal estaba la revolución y, convencido por
los argumentos expuestos por Francisco J. Iriarte, accedió
en no marcharse hacia Nueva Granda, con una condición: que
se le nombrara General en Jefe de los ejércitos federales
de la República y que todos los problemas relacionados con
la conducción de la guerra serían considerados
resueltos por el estado mayor y el general en Jefe de esos
ejércitos
". (BRITO FIGUEROA: 2002-b; 71).

Sin embargo, unos meses atrás
había ocurrido otro hecho que había herido
notablemente la imagen de Falcón ante sus tropas y otra
vez sería de la mano de la astucia y templanza de Zamora.
Pero antes de continuar notemos acá las razones de
Falcón para creer que Zamora puede ser su
enemigo:

"Una razón es evidente:
Guzmán Blanco y Jacinto Regino Pachano le han
insinuado
– a Falcón – que en el
tablero de ajedrez donde compite con Zamora, éste realiza
extraños movimientos, acaso maniobrando
estratégicamente hacia un objetivo final, militar, que de
ser conquistado, arrastraría consigo los objetivos
políticos que caerían irremediablemente en su
poder. Eso preocupa al coriano quien se encuentra de repente
entre dos fuegos: el sistema político-militar del
centralismo, y el esquema complejo que está creando Zamora
detrás de cuyos triunfos castrenses marcha un pueblo
delirante
". (PÉREZ ARCAY: 2000; 116, 117).

Meses antes, cuando Falcón se
convenció que su cuñado era un peligro para sus
aspiraciones políticas (las cuales no deseaba compartir);
y cuando estaba él ubicado con sus tropas en el centro del
país; y cuando se enteró que Zamora buscaba
reunirse con él y sus tropas para hacer un mismo frente;
Falcón comienza a obrar militarmente sólo por
Venezuela con planos filosóficos, políticos y
estratégicos completamente diferentes a los
ejércitos zamoranos. Según Jacinto Pérez
Arcay, los movimientos militares de Falcón parecen no
tener sentido táctico y explican su natural
conturbación (CFR.- PÉREZ ARCAY: 2000; 117).
Así, desde entonces, muchos venezolanos creen que el
desmembramiento del ejército Federal es un hecho. Pero
Zamora, incansable y consciente de sus prioridades, trató
de acercarse a Falcón cuando éste llego a
Barquisimeto y así hablar y concretar la ansiada
unión:

"… Zamora comprendía
(como jefe revolucionario y estratega militar) que para derrotar
a la atroz tiranía de la oligarquía tenía
que mantener la unidad política y militar en el campo de
la oposición, y en este sentido se esforzaba por unir a
los liberales, patriotas y sinceros partidarios de la
auténtica igualdad en un solo haz de voluntades (…)
Zamora (…) conociendo la malignidad de Antonio
Guzmán Blanco (a quien consideraba un prevaricador en
potencia) aspiraba a sustraer a Falcón de su nefasta
influencia (…) Zamora trabaja para unificar a esos
distintos cuerpos que se consideraban representativos de la
federación en los campos de batalla y transformarlos en el
ejército de la revolución (…) Sobre la base
de estas consideraciones, Zamora partió de Barinas hacia
Barquisimeto, con el objetivo de entrevistarse con Falcón
e integrar las tropas falconistas y zamoristas
". (BRITO
FIGUEROA: 2002-b; 66, 67).

Falcón llega a Barquisimeto a la que
toma rápidamente. Allí se establece unos cuantos
días, pero no se dirige hacia los llanos donde le espera
Zamora para estructurar un principio de la guerra, la Masa, sino
que hace una inflexión hacia Coro. Al tiempo Zamora llega
a Barquisimeto y en un rápido golpe de mano capturó
el parque que ocultaba el enemigo en la ciudad: "¡Si!
¡Zamora le ha arrebatado un triunfo en sus propias narices!
Falcón acusa el golpe. Es suficiente para él.
Contra Zamora, militarmente no hay quien pueda
" (CFR.-
PÉREZ ARCAY: 2000; 117). La ineptitud de Falcón
quedó más que clara al estar habitando una ciudad
por casi dos semanas y no poder darse cuenta "en sus propias
narices
" del botín que se escondía allí
mismo y que pertenecía a sus enemigos, los mismos de
Zamora, quien tuvo que llegar para descubrirlos. A partir de ese
suceso Falcón no merecería el respeto pleno de sus
soldados. Su imagen cayó en ridículo. Avergonzado,
Falcón decide ir a reunirse con Zamora y se dirige a
Barinas donde unos días después ocurriría el
impasse que comentamos en la primera parte de este
informe.

"Pero Juan Crisóstomo
Falcón, instigado por Antonio Guzmán Blanco, al
tener noticia de la aproximación de Zamora abandonó
Barquisimeto y para disimular su insinceridad preparó una
supuesta expedición para reconquistar Coro; mentira,
solamente llegó hasta catorce y media leguas de Coro, a
Pecaya y Sabaneta, que estaban ocupadas por las guerrillas
federales desde el 20 de febrero último. Zamora no
tomó en consideración este desaire de
Falcón, según expresión de Prudencio
Vásquez, sino que continuó su marcha hacia
Barquisimeto; tenía especial interés en llegar a
esta ciudad para descubrir el sitio donde <<los godos
escondían 80 barriles de pólvora, que resultaron
ser 130, con otros pertrechos e impedimentos guerra>>".
(
BRITO FIGUEROA: 2002-b; 67).

De alguna u otra manera estas desavenencias
y roces entre los líderes del ejército federal no
repercutirían para la batalla de Santa Inés:
"la más notable de los tiempos modernos en
Venezuela
" (LANDAETA ROSALES: 1961; 64).

16.- SEGUNDA
INFLUENCIA IDEOLÓGICA: LOS AMIGOS Y JOSÉ ANTONIO
PAÉZ

Parece evidente que Ezequiel Zamora gustaba
de reunirse a conversar y discutir con amigos o camaradas
intelectuales que sintieran el mismo placer por los temas
sociales, políticos y económicos que azotaban el
país y por el análisis de los principios expuestos
en la teoría de la democracia de su tiempo, los derechos
humanos, la historia de Venezuela y de cómo debería
ser un sistema político idóneo para satisfacer las
demandas del pueblo venezolano (GARCÍA MÜLLER: 2001;
120).

Después de la primera avanzada
ideológica de Zamora (ver capitulo 13), éste no
incursionaría en un proceso de influencia
ideológica como tal sino en el período 1847 – 1858,
cuando Zamora, aprovechando la presidencia del liberal de
José Tadeo Monagas, gozó de un período de
"tranquilidad" como para reflexionar muchos temas que
durante los encuentros militares no podía meditar. Este
segundo período de influencias en Zamora estuvo
caracterizado porque ya no era el niño o el adolescente
que una vez aprendió sobre los valores democráticos
y los derechos humanos; ahora era el hombre que buscando la
libertad había tomado armar e ido al campo de batalla a
luchar por ellos con sus amigos.

"Con Blas Bruzual continúa las
discusiones iniciadas (…) sobre personajes de la
Revolución Francesa; Bruzual es admirador de Robespierre,
y Zamora partidario de Saint-Just, le apasiona la tenacidad de
este hombre en el logro de sus propósitos revolucionarios
y la firmeza para someter a los contrarrevolucionarios.
Saint-Just es para Zamora el paradigma de la revolución:
no vacila ni siquiera ante la guillotina manejada por los
traidores de la revolución. (…) En las
conversaciones con su primo José Manuel García,
Ezequiel Zamora penetra el conocimiento del derecho
constitucional. El ilustre profesor de la Universidad Central de
Venezuela satisface las inquietudes de Zamora sobre problemas
como los siguientes: ¿Qué es una Asamblea
Constituyente? ¿Si el derecho es eterno, por qué
varían las normas legales con el tiempo?
¿Qué es primero, el hecho o el derecho? ¿Es
que no hay un derecho para justificar la insurrección de
los pueblos contra opresores? ¿Es que las revoluciones no
crean siempre un nuevo derecho? (…) Con Felipe Larrazabal,
Zamora discute sobre Brissot (…) Con Manuel María
Echeandía, Zamora habla en torno a las reformas que es
necesario aplicar desde el gobierno, en razón de que
Echeandía es uno de los nuevos consejeros del presidente
José Tadeo Monagas. Para Zamora es indispensable completar
las acciones populares del 24 de enero de 1848, con la
abolición de la esclavitud, la eliminación
<<de la odiosa Ley de 10 Abril 1834 y su secuela Espera
Quita>>. Es indispensable abolir la pena de muerte por
delitos políticos y la Ley de Hurtos. Sólo
así <<… los liberales que están en la
Casa de Gobierno no serán considerados godos de otra
especie>> sostiene Zamora (…) Con José
Brandford y Luciano Requena, las discusiones son todavía
más importantes, desde el punto de vista político e
ideológico. El británico sostiene correspondencia
con amigos de Francia, y de esta manera Zamora obtiene
información sobre la Revolución de Febrero de 1848;
se habla sobre la república social, sobre Augusto Blanqui,
Armando Babés, sobre los continuadores de Gracus
Babeuf
." (BRITO FIGUEROA: 2002-a; 118).

Incluso, en este período,
aprovechando la oportunidad de custodiarlo de Valencia a Caracas,
Zamora oyó de los mismos labios de José Antonio
Páez pasajes vívidos de la guerra independentista y
de cómo era Bolívar y demás honorables
próceres venezolanos. También, siguió en
contacto con su cuñado Juan Gáspers y José
María García[15]entre otros
ideólogos que con el tiempo "comprenden que la
república tiene que <<completar la obra de
independencia>>, poniendo en vigencia los decretos del
Libertador sobre emancipación de esclavos y repartos de
tierras"
(CFR.- BRITO FIGUEROA: 2002-a; 124).

En los años siguientes,
correspondientes a la primera autocracia liberal, "Zamora se
dedicó a la carrera de las armas –
Se inscribe como
alumno regular de la incipiente academia militar fundada por
Olegario Meneses– , al estudio de los problemas militares
para complementar su formación profesional, y a la lectura
ordenada y sistemática de obras históricas y de
carácter social para ampliar su cultura
política
" (BRITO FIGUEROA: 2002-a; 120).

Estos años de reflexión
dieron sus frutos y estuvieron presentes en una alocución
que Zamora hizo en 1859 al responderle a un tal Muñoz
Oráa, quien lo presionaba para que influyera con favor a
su persona en el electorado y así ganar la elección
de gobernador del estado federal de Portuguesa. Zamora le dijo
que:

"… él no estaba haciendo
la guerra por la revolución para imponer gobernantes a los
pueblos, sino al contrario para que los pueblos se gobernaran por
sí, pues era así como él entendía el
gobierno de la democracia y la Federación
". (BRITO
FIGUEROA: 2002-b; 63).

17.- BRIOS CON LA

Seguidamente, se somete a
consideración esta secuencia de textos:

"Los sobrevivientes huyeron, pero en
ese momento llegó <<el dominicano Marcano con los
pertrechos y las tropas federales cargaron audazmente alcanzando
a godos en montañas de Curbatí, donde derrotaron
totalmente: ><<… los trofeos de esta batalla
fueron inmensos (…) cayeron en nuestro poder muchos
elementos de guerra del enemigo, una multitud de jefes y
oficiales, unos presos, otros en libertad, y la mayor parte de la
tropa incorporada a nuestras filas, así como sus fondos,
vestuarios, bestias, etc
>> (BRITO FIGUEROA: 2002-b;
84).

En una cita a pie de página
relacionada al siguiente párrafo también se lee lo
siguiente:

"Francisco J. Iriarte (…): entre
los oficiales que cayeron presos en Curbatí se encontraba
el comandante Jorge Michelena, el señorito que varias
veces había provocado y ofendido a Zamora en Caracas, y el
practicante G. Carrera, hermano del coronel José Manuel
Carrera. El primero temblaba porque se había cumplido el
pronóstico de Zamora, pronunciado una tarde frente al
cuartel San Pablo de Caracas: Vengaré esta afrenta en
todos los de tu casta. El segundo, descrito por Prudencio
Vázquez como <<un hombre nalgudo y cachetudo>>
fue entregado al cabo segundo Pablo Prieto para que <<le
diera bríos con la verga>>".
(BRITO FIGUEROA:
2002-b; 134).

18.- SUS DOS
GRANDES AMORES

Ezequiel Zamora, el hombre que era la
representación viva de un hombre cuya suma de sus partes,
sin duda, suman más que su todo; el hombre que una vez
escondido en El Hatillo, "granjeó amistades y
simpatías, hasta el extremo de llevar a la pila bautismal,
como padrino, a varios niños
". (LANDAETA ROSALES:
1961; 46); el hombre, genial estratega miliar que León
Tapia imagino decir sus máximas al hacer el arte de la
guerra: "Nunca atacar todos a la vez, siempre dejar una
retaguardia para proteger la retirada con un sitio marcado de
antemano para encontrarnos de nuevo. Asaltos relancinos en la
oscuridad de la noche, en las horas de comida, en los lugares
propicios para la emboscada. Obligación de contar
mentalmente las balas, en el ardor de la pelea, para economizar
municiones y no quedar de pronto sin parque con enemigo a la
vista. Prohibido acampar en el mismo lugar donde se
combatió. Táctica y estrategia con el apoyo de los
habitantes de la región, como la única forma de
subsistir en aquellas montañas oscuras de sombra y
humedad
" (LEON TAPIA: 2004; 23); el hombre que
participó en más de 400 batallas y sus ojos
presenciaron la muerte de miles de venezolanos; el hombre que
ejercía justicia cuando era necesario; el hombre que
ninguno de sus soldados vio decaer, entristecer o incluso llorar,
tenía dos grandes amores. Uno, el primero, del que poco se
habla, pero en su vida aparece como una sombra vigorosa que lo
levantó de la nada y lo preparó como ninguna para
la inmensa tarea de liberar a Venezuela de la opresión;
allí a un lado del cuarto, lejos del centro de
atención, pero vívida para él como una luz
imborrable, se sienta su señora madre Paula Correa. Mujer
que acompañaría a Zamora incluso más
allá de la muerte de su hijo velando hasta el cansancio
limpiar el nombre de su hijo de las barbaridades y excesos de la
historiografía de los oligarcas. La sinceridad de Brito
Figueroa resume en pocas palabras que antes del pueblo, para
Ezequiel Zamora su madre era su verdadero amor:

"No es posible escribir la
biografía, con fundamentación histórica, de
un héroe revolucionario, olvidando a los seres queridos
que con él compartieron el triunfo o la dura hora de la
derrota. En el caso concreto de Ezequiel Zamora las referencias
tienen que ser, indispensablemente, con respecto a Paula Correa,
la madre del Jefe del Pueblo Soberano. Con ella, abnegada mujer
venezolana, la historia escrita ha sido mezquina
". (BRITO
FIGUEROA: 2002-a; 93).

Y sin duda, el segundo amor de Ezequiel
Zamora era: el humilde pueblo venezolano a donde
pertenecía. Sin embargo, a nuestro juicio, y reflexionando
sobre la verdadera vocación que lo animó a luchar
por él, este querer se sustentó en un profundo
deseo y necesidad de eliminar el sufrimiento, el cruento
sufrimiento en que se encontraba. Y quizás, fue su mama
quién le hizo ver esa realidad…

19.- QUEMA DE
LIBROS Y QUEMA DE
JUDAS: PRIMERA INCURSIÓN
POLÍTICA

Para la época en que Ezequiel Zamora
aún comerciaba con ganado en Villa de Cura, Venezuela se
encontraba encaminada hacia un futuro deplorable. En el
país había proliferado "el abigeato y el
pillaje que tenía alarmado tanto a las clases propietarias
como a su representante el gobierno Nacional
" (GARCÍA
MÜLLER: 2001; 33). Las guerras independentistas cobraron su
costo en la población, la cual tenía que hacer
grandes esfuerzos para subsistir y protegerse del propio gobierno
quien, buscando poner orden a costa de lo que fuere necesario,
aplicaba desmedidas políticas opresivas que
favorecían abusivamente a un pequeño grupo
privilegiado y excluía a la inmensa masa de venezolanos.
Este escenario fue proclive para que en el territorio nacional
comenzaran a aparecer pequeños focos de sublevación
contra la insoportable situación y el divorcio del
gobierno de las realidades por las que pasaba el pueblo. De
hecho, la situación era tal que, años
después, aproximadamente en 1854, "existía en
criterio de un criador una gran desmoralización por todas
partes dándose el caso que los peones no querían ir
a trabajar a sus haciendas a pesar de que los Comisarios
habían recibido del gobierno la orden de obligarlos a ir.
Don Ciriaco Ávila que así se llamaba el hacendado
concluía: <<… Y a qué trabajar si el
robo de bestias y ganados era el mejor
negocio…>>
(GARCÍA MÜLLER: 2001;
33).

El origen de todos los problemas
parecía haber nacido desde 1830 cuando el centralismo
político de Caracas se institucionalizó. Desde la
sede del Congreso Nacional era imposible tramitar y ejecutar
políticas efectivas hacia los distantes caseríos y
poblados debido al casi nulo desarrollo de las vías de
comunicación y, especialmente, a la ausencia de un
ejército nacional unido e integrado que recibiera sensatas
órdenes por parte de sus líderes, quienes velaban
por sus propios y efímeros intereses. Por ello, no es
inapropiado creer que el sistema político federalista
comenzará a ser visto como una opción justa y
necesaria para la solución de los problemas que ahogaban
al pueblo venezolano. Así, conforme pasaba el tiempo y la
situación recrudecía, ya en 1840 varios
líderes rurales tomaron armas y hacían propaganda
política contra el gobierno. Y quizás el movimiento
nunca habría prosperado como tal si no es por la figura de
Ezequiel Zamora, hombre excepcional que ya desde 1846 mostraba un
"odio profundo" por el proceder del gobierno:

"La propaganda política que
entre 1840-1846 es auspiciada por la prensa liberal hace que se
considere al partido Conservador, que ejerce el poder desde la
fundación de la República, como continuador del
poderío español al que hay que combatir. Esta
propaganda se difundió por todo el país y de
acuerdo al descendiente de uno de los oligarcas que juzgaron en
1847 a Ezequiel Zamora, José Santiago Rodríguez,
esté líder era el mejor ejemplo de todos.
<<… El odio que inspiraban sus declaraciones contra
la clase que gobernaba, era el fruto de una convicción
arraigada y sincera en él, que se había fijado en
su espíritu con la lectura de aquella prensa
incendiaria…".
(GARCÍA MÜLLER: 2001;
33).

Los primeros pasos de Zamora en la vereda
política se relacionan cuando la sede de su
pulpería comienza a ser centro de reunión de los
campesinos de la comarca. Allí se armó un centro de
discusión popular de las informaciones provenientes en los
periódicos liberales que se vendían por toda
Venezuela. Al tiempo, Zamora afirma su condición de
caudillo, líder y traductor de las demandas sociales de su
caserío; lo que lo lleva a animarse a lanzarse como
Concejal Liberal, luego que Juan Martínez declinara su
candidatura:

"Juan Martínez
quién fue designado para ir a Los Tiznados en
asuntos eleccionarios en pro del partido liberal– (…)
invitó a Zamora (…) para que como persona
influyente en aquellos pueblos, le recomendara a sus amigos y le
sirviera de garantía. (…) Martínez llena su
cometido perfectamente bien (…) pero al regresar a Villa
de Cura el general Páez le hace cargos (a Martínez)
pues siendo su amigo personal y político,
extrañó que hubiera ido a trabajar por el partido
contrario en asuntos eleccionarios, y le puso en el caso de que
regresara a contrapronunciar aquellos pueblos. Entonces
Martínez se vuelve a empeñar con Zamora para que
fuera con él a ayudarle a salir de comisión tan
arriesgada, que le causaba recelos como era natural; y Zamora,
por amistad hacia aquel, pero con toda la repugnancia necesaria,
le sirve de compañero. Martínez trata de deshacer
lo hecho anteriormente, pero los vecinos de aquellas comarcas no
lo aceptan y rechazan indignados sus proposiciones y tiene que
ocultarse, por que se le solicitaba con malos fines, por lo que
Zamora tiene que dar frente a los pronunciados para salvar a su
amigo. Los vecinos de Los Tiznados profesan cariño a
Zamora por sus relaciones mercantiles y sociales y lo comprometen
a continuar con ellos en el camino emprendido, lo cual tuvo que
aceptar
". (LANDAETA ROSALES: 1961; 39, 40).

Ya en pleno proceso eleccionario, Ezequiel
Zamora da a conocer su pensamiento político a sus
conciudadanos, el cual se conocería luego en: El Programa
de la Sociedad Liberal de Villa de Cura; y el cual era muy
simple: 1) Comunidad de las Tierras; 2) Hombres Libres; 3)
Elección popular y principio alternativo; y 4) Horror a la
Oligarquía.

"Sin embargo, este programa tan
rudimentariamente expresado definía el contenido
antifeudal de las movilizaciones de masas que tenían por
escenario los Llanos y los Valles centrales; constituían
una síntesis de los objetivos de la república
democrática, porque expresaba con claridad la lucha por la
liquidación del latifundio al reclamar la
<<comunidad de las tierras>>, y la alusión a
la abolición de la esclavitud y a la ampliación de
la democracia política no podía ser más
directa, y en cuanto a la consigna de <<horror a la
oligarquía>>, constituía un repudio a la
política de opresión y sojuzgamiento realizada por
la burocracia militar y el grupo civil que monopolizaban las
instituciones del Estado. Estos planteamientos diferenciaban el
movimiento democrático personificado (…) en
Ezequiel Zamora y sus campesinos del movimiento liberal amarillo
que ignoraba las reivindicaciones fundamentales de la masa
venezolana
". (BRITO FIGUEROA: 2002-a; 22, 23).

La Sociedad Liberal de Villa de Cura se
extendió por todos los caseríos. En las asambleas
el pensamiento Zamorano se extendió como fuego en las
mentes de los ciudadanos y caló hondo más hondo en
ellos cuando Zamora hacía ciertos actos públicos:
como quemar leyes y quemar imágenes de Judas con alusiones
a lo líderes oligarcas.

"… Otras veces, a iniciativa de
Zamora, se realizaban actos públicos en los que se
quemaban ejemplares e la Ley de 10 de Abril de 1834 o de la Ley
de Hurtos, o también a iniciativa de Zamora, <<se
quemaban judas>> que representaban a José Antonio
Páez, Ángel Quintero, Juan Vicente González
o uno cualquiera de los hombres públicos de la
República Oligarca
". (BRITO FIGUEROA: 2002-a;
23).

Las acciones de Zamora lo hicieron ver como
un agitador desde Caracas. A partir de entonces los poderosos
latifundistas de la zona procuraron evitar su elección
como Concejal a la Junta Parroquial del Cantón de Villa de
Cura. Ellos tuvieron éxito y el día de la
elección, bajo medidas llenas de flagrante
represión antidemocrática al pueblo, anularon los
votos recibidos por Zamora, se le arrestó y lo
desposeyeron de sus derechos ciudadanos por cuatro años.
(CFR.-LANDAETA ROSALES: 1961; 40). La reacción de Zamora
fue violenta, sacó a golpes a los integrantes de la
asamblea parroquial y eso le valió su detención:
"le caí a golpes a trompadas a ese godo miserable y
felón
" (LEÓN TAPIA: 2004; 19). No obstante,
dicha detención en la cárcel tampoco le
calmaría.

"La primera prisión sufrida por
Ezequiel Zamora es de importancia capital en el proceso de su
maduración como caudillo popular: la represión
policíaca, el fraude electoral y la violación del
orden jurídico por los mismos sectores sociales que lo
habían instaurado, lo conducen a la conclusión de
que las luchas periodísticas y la agitación verbal
son menos que impotentes frente al poder de las clases
dominantes, estructurado económica, social y
políticamente para reprimir las justas luchas de los
oprimidos. La represión impulsa el pensamiento que
lentamente se había venido formando en el cerebro de
Ezequiel Zamora: es necesario olvidarse de las insignias y
cambiarlas por balas y machetes (…) la violencia utilizada
contra Zamora engendraría inevitablemente la violencia, y
<<… en esta madrugada en que arrebatan a Zamora de
la querencia de su bodega (…) los pies de sus apresadores
comienzan a abrir un nuevo camino en la oscuridad
>>".
(BRITO FIGUEROA: 2002-a; 36).

Al salir Zamora de la cárcel este no
pasará mucho tiempo para alzarse y junto con Francisco
Rangel, a partir del 1º de septiembre de 1846, coordinaran
por 6 meses la insurrección campesina por todos los llanos
centrales del país. Durante ese período el ideario
zamorano era la fuerza motora del levantamiento:

"… cómo no me voy a
acordar, si las primeras palabras que me impactaron cuando
escuché a Zamora por primera vez, fue cuando hablaba de
que al pueblo había que respetarlo, y que toda la
oficialidad tenía que mantener en su espíritu y
Corazón, una moral verdaderamente revolucionaria
".
(IZAGUIRRE RAMÍREZ: 2001, 69).

Finalmente,

"Es interesante observar como uno de
los antecedentes de tinte social de la Guerra Larga se hace
presente en la proclama que Zamora ya titulado Jefe del Pueblo
Soberano y Rangel hacen en Corralito el 19 de septiembre de 1846
en plena insurrección campesina por su carácter
radical: <<… y como sabemos que ustedes están
defendiendo la misma causa que nosotros, y tienen un denotado
patriotismo y deseo de sacar la patria de la salvaje y brutal
dominación en la que tienen los godos oligarcas,
sostenidos por el gobierno faccioso y ladrón de Soublette
(…) Desgraciado del godo que se oponga; porque allí
pagará con su vida la infamia; allí mismo se le
cortará la cabeza para que sirva de escarmiento a los
traidores y tiranos (…) todos resueltos a ser libres o
morir
". (GARCÍA MÜLLER: 2001; 32,
33).

20.- el excelente
escritor cuyo seudónimo era manuel
correa

Así como hablaba y se expresaba,
así escribía Ezequiel Zamora. La época
favorecía esta cualidad. Para mediados del siglo XIX las
ideas romanticistas se habían expandido por toda
Latinoamérica y con ellas la necesidad de transmitir las
ideas a otros se enaltecía en tres aspectos como
mínimo: 1) las palabras adquirían otro valor en el
idioma español por cuanto ahora su significado se
hacía más profundo en la interpretación de
sus oyentes, es decir, más "romántico" digno de
toda atención; 2) el desarrollo tecnológico de la
época permitía que el recibir o enviar una carta
fuera considerado todo un suceso, por lo que no es de
extrañar que los hombres y mujeres de aquella época
se hayan sentido intensamente halagados al recibir la
atención por escrito de otro ser humano y que guardaran
las cartas con mucho celo una vez leídas; finalmente, las
ideas escritas simbolizaban manifiestos patentes de la
personalidad de los remitentes. Una carta era algo trascendental,
mucho más de lo que lo podemos imaginar hoy en día.
Se sabe que, incluso, los remitentes podían pasar periodos
de tiempo reflexionando la redacción de las mismas.
Curiosamente, también se sabe que era un atributo
venerable y de puro reconocimiento para aquel que podía
redactarlas en pocos instantes.

Si bien se desconoce cuanto tiempo tomaba
Ezequiel Zamora para escribir sus ideas, éstas
podían reflejar gran cordura y reflexión, por
ejemplo, a continuación presentamos dos escritos: en
primer lugar, un extracto de la carta donde presenta su renuncia
al Poder Ejecutivo como Gobernador <<en propiedad>>
de Barinas el 24 de Abril de 1853 y en la que deja ver porque
deja un cargo político de alto respeto por preferir no
alejarse de las Fuerzas Armadas Nacionales:

"…quiero en la carrera a que
pertenezco estar siempre dispuesto a defender las instituciones
democráticas (…) base de los gobiernos libres
(…) quiero defender los fueros populares en los campos de
batalla, y encontrarme ocupando el destino de Gobernador cuando
deba acompañar a mis compatriotas en la defensa de sus
derechos, sería para mí doloroso y triste tener
algún impedimento que me lo prohibiera (…) porque
el juramento que tengo prestado me obliga a cambiar mi vida por
la libertad de mi patria
". (BRITO FIGUEROA: 2002-a; 125,
126).

En segundo lugar, presentamos otro extracto
de uno de escritos más celebres esgrime de su puño
y letra sus nobles ideales: la proclama del 29 de marzo de
1859:

"OCCIDENTALES: Yo obedezco al
llamamiento con que me honráis; hijo del pueblo e
idólatra de la Libertad, yo me hago un deber con
oíros; yo os ofrezco el sacrificio del mi existencia si
fuere necesaria para restablecer la República, para
plantear la Libertad, para hundir tiranos. COMPAÑEROS Y
AMIGOS: yo me siento con suficientes fuerzas para afrontar a los
tiranos, me las habéis dado, me las comunicáis con
honrarme con vuestra confianza, escojitándome como a otros
para la gran empresa de la Libertad. COMPAÑEROS Y AMIGOS:
Vosotros me abrumáis de gratitud, y me
empeñaré en hacerme acreedor a los poderes que me
otorgáis. Yo no veré obstáculos en la marcha
gloriosa de vuestras armas, proscribiendo la palabra IMPOSIBLE
cuando se trata de la Federación, de la Libertad. Por
donde quiera yo os aseguro, vosotros encontráis los
soldados de la gloria, eclipsando las grandes acciones de los
Griegos y de los Romanos, cuando se sacrificaban por la patria y
por los Dioses. SOLDADOS DE LA FEDERACIÓN! La suerte de
las armas nos acompaña, o mejor dicho, la razón de
nuestra causa nos prepara el camino de la gloria y nos ofrece un
nombre en la posteridad. Acabáis de batir y poner en fuga
vergonzosamente a los que osaron contestar con el grito de guerra
ante la VOZ DULCE Y CONSOLADORA DE FEDERACÍÓN,
dígalo sino la Boca de del Yaracuy, las playas del Palito
y la Ciudad de San Felipe, del 22 al 27; en sólo cuatro
días tres acciones y tres Victoria. El 23 de los
corrientes encontramos (…)."
(LANDAETA ROSALES: 1961;
307, 308).

Se conoce que Ezequiel Zamora acostumbraba
a poner tres números o guarismos a manera de fecha, por
ejemplo, 31, 18 y 6º; según sus propias palabras eso
se debía a: "los guarismos indicados se
referían, el primero a la época de la
independencia, el segundo a la de la ley y el tercero a la de la
oposición
" (LANDAETA ROSALES: 1961; 136). En el
citado caso si Zamora citaba 36 – 17 – 6º se
hablaba del año 1847. Y también se sabe que
Ezequiel Zamora escribía e intercambiaba cartas con sus
amigos y demás camaradas; y cuando deseaba no ser
descubierto o guardar su verdadera identidad las firmaba con el
seudónimo de Manuel Correa: "Desde el refugio de La
Guairita, Ezequiel Zamora mantenía
correspondencia[16]con algunos amigos de Caracas
(…) Zamora firmaba sus cartas con el seudónimo de
Manuel Correa
". (BRITO FIGUEROA: 2002-a; 116). Igualmente,
no hay seguridad si la notable cantidad de decretos que se
promulgaron a su nombre son de su autoría y mano,
quizás son las ideas las más presentes, no obstante
hay excepcionales decretos como el del 26 de mayo de 1859 y en
donde creemos que Zamora estuvo de principio a fin en la
redacción. Acá veamos un extracto de ese
documento:

Partes: 1, 2, 3
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter